article déjà ancien paru dans DiarioVasco en janvier 2013 (source : http://www.diariovasco.com/20130114/mas-actualidad/cultura/comienza-reconstruccion-sera-embajadora-201301121952.html)

Comienza la ‘reconstrucción’ de la nao que será embajadora de Donostia 2016

El ballenero San Juan, hundido en Canadá en 1565, es una leyenda de la navegación
12.01.13 -19:52 –

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Comienza la ?reconstrucción? de la nao que será embajadora de Donostia 2016
La aventura ha comenzado. En los bosques de la Sakana navarra se talan ya los robles de los que saldrá la madera necesaria para reconstruir la nao San Juan, el ballenero paisatarra que se hundió en 1565 en Labrador, en la costa de Canadá, y es una leyenda de la arqueología marina, hasta el punto de que su imagen sirve de símbolo para el Patrimonio Cultural Subacuático de la Unesco.
A partir de junio, en el astillero Ondartxo de Pasaia, empezará la construcción de la nave con las mismas técnicas artesanales de hace 450 años. Será un largo proceso ‘musealizado’: los visitantes podrán seguir paso a paso el avance de los trabajos. En 2016 la nao estará lista para navegar y se convertirá en embajadora de la capitalidad cultural donostiarra.
«El San Juan navegará, también, con el sistema tradicional que se usaba en la época, sin el apoyo de los medios técnicos actuales», explica Xabier Agote, presidente de la asociación de cultura marítima Albaola, promotora de esta iniciativa que se ha convertido ya en uno de las piezas esenciales de San Sebastián 2016. ¿Por qué? «Porque mira al pasado para lanzarnos al futuro, porque es un proyecto que revitalizará toda la zona de Pasaia y porque, recuperando señas históricas del País Vasco, saldrá al contacto con el mundo», coinciden Eva Salaberria, coordinadora gerente de la oficina de la capitalidad, y Jon Maia, asesor de Donostia 2016.
El viejo astillero de Ondartxo, ya casi en la salida al mar de la bahía pasaitarra, es el epicentro de este proyecto a medio camino entre el romanticismo y las dimensiones titánicas. Convertido desde 2010 en centro de cultura marítima, Ondartxo será la factoría artesanal donde se construya el barco ante la mirada del público que quiera sumarse al proceso. Viejos oficios serán puestos nuevamente en valor para ‘fabricar’ las velas, las cuerdas y, por supuesto, el esqueleto de madera de una nave que tiene nada menos que 22 metros de largo.
El San Juan fue construido en 1563 en la bahía de Pasaia. «Eran los años en que el País Vasco era la mayor potencia del mundo en navegación, y territorios como Gipuzkoa vivían volcados en el mar», recuerda Agote. El ballenero, de 200 toneladas, podía transportar casi mil toneles de aceite de ballena («el preciado petróleo de la época», como recuerda Maia), se componía de tres mástiles y tres cubiertas, tenía capacidad para transportar 60 marineros y cinco barcas balleneras y sus estructuras principales eran de roble.
Hundido, pero sin víctimas
En la primavera de 1565 el ballenero partió de Pasaia y, tras surcar durante dos meses el Atlántico («es el tiempo medio que se tardaba entonces desde el País Vasco hasta América del Norte») el San Juan atracó en una bahía de Terranova que los vascos llamaban ‘Butus’ o ‘Buytes’, y hoy es conocida como Red Bay, en Labrador. Era un lugar frecuentado por los marineros vascos: hasta el siglo XVII reunía cada año a una decena de balleneros y 1.500 hombres.
En octubre de ese 1565 una fuerte tormenta causó su hundimiento, cuando se encontraba anclado en la bahía y con mil toneles en el interior. Al parecer no hubo víctimas, y la tripulación pudo volver a casa en otros balleneros.
Todo tiene carácter épico en esta historia, remarcan Agote y Jon Maia. Una investigación en el Archivo Histórico de Oñati arrojó a la luz unos documentos que servirían en 1978 para encontrar los restos del ballenero en Red Bay, a una profundidad de unos diez metros. La agencia del gobierno canadiense que gestiona su patrimonio histórico, Parks Canada, puso en marcha entonces un estudio que ha durado tres décadas, y que se considera «la mayor investigación científica sobre un barco jamás realizada», según los técnicos de Albaola. En 1985 el barco ya fue portada de la revista National Geographic.
Curiosamente, tras salvar algunos objetos de mayor valor que están hoy expuestos en el Museo de los Balleneros Vascos en Canadá, los restos fueron devueltos al mar «porque es donde mejor iba a seguir siendo conservado».
Robles de la Sakana
Con esos planos y todo el material investigado la gente de Albaola se dispone a reconstruir la nao. Los primeros pasos están en marcha: en la Sakana navarra ya se están talando los 200 robles precisos para hacer la estructura de madera del barco. «Para una zona acostumbrada a destinar 2.000 robles al año a otros usos esto es solo una pequeña parte, y además nos están suministrando la madera sin coste para implicarse también en el proyecto de la capitalidad», cuenta Jon Maia. «Todo va acompañado de un plan sostenible de reforestación».
Para junio estará dispuesta la estructura que cubrirá el astillero de Ondartxo y empezará el trabajo ahí. Unas veinte personas, recuperando el viejo oficio de ‘carpintero de ribera’, se ocuparán de la tarea. Habrá cordeleros, herreros, confeccionadores de velas… «Y todo, repitiendo la manera de trabajar del siglo XVI: hasta la pintura se hará con brea natural, como entonces», dice Agote. «El barco es solo la punta de la pirámide: lo importante es el trabajo de fondo de recuperación de la época».
Si todo marcha según lo previsto el barco empezará a navegar en 2016, y se convertirá entonces en ‘embajador’ de la capitalidad cultural donostiarra. Aún queda por fijar la singladura, aunque se da por supuesto que la nao recorrerá las costas europeas y acabará viajando hasta Canadá, repitiendo el recorrido de hace 450 años.
El presupuesto concreto del proyecto está todavía por perfilar. «Es una iniciativa que reúne muchos de los objetivos de la capitalidad», cuenta Eva Salaberria. «Ese barco es un hito en la cultura marítima internacional y en el patrimonio vasco, el proceso de construcción será una atracción turística que dinamizará la bahía de Pasaia y nos pondrá en contacto con el mundo».

Lu ce jour dans le quotidien Sud-Ouest (source : http://www.sudouest.fr/2014/07/16/un-site-archeologique-majeur-a-valoriser-1616032-2918.php) :

La Teste-de-Buch : un site archéologique majeur à valoriser

Suite à la découverte cet hiver à la dune du Pilat d’une sépulture datant de l’âge de fer, plus que jamais, l’Association des amis de la préfiguration du musée maritime et forestier du Pays de Buch prend de l’ampleur

La Teste-de-Buch : un site archéologique majeur à valoriser
L’an dernier, l’exposition à la salle Cravey a permis au public de découvrir le patrimoine archéologique de la commune. © Photo

Photo archives M. B.

L‘assemblée générale de l’Association des amis de la préfiguration du musée maritime et forestier du pays de Buch (AAPM) a fait salle comble vendredi dernier à la Maison des associations.Le président Philippe Jacques a retracé les actions de l’année écoulée en insistant sur le travail consacré à l’exposition sur l’histoire de La Teste, « Mythes et réalités », qui s’est tenue durant trois semaines à la salle Cravey.

Ce troisième volet de la saga patrimoniale locale a été consacré à l’histoire de l’ancien Captalat de Buch. Une exposition qui a rencontré un franc succès et intéressé neuf cents scolaires.

Grâce aux nombreuses fouilles effectuées en centre-ville et sur le littoral où des vestiges préhistoriques ont été découverts, en dix ans l’histoire locale est sortie de l’oubli à tel point que La Teste est devenue un des sites archéologiques majeurs d’Aquitaine.

Parallèlement plusieurs inventaires ont été terminés, ils concernent huit cents objets. D’autres inventaires sont en cours comme celui des plaques funéraires, le fond Lavaud, l’entreprise Duvaché… En outre, l’AAPM a reçu en fin d’année un formidable don fait par la famille Mercié : une importante collection d’outils de tonnelier, le témoignage d’un artisanat testerin.

L’archéologie locale a bénéficié de la succession des tempêtes hivernales qui ont fait reculer le rivage d’une dizaine de mètres entraînant la mise à jour de découvertes, la plus spectaculaire concernant une sépulture de l’âge du fer. L’intérêt scientifique du Pilat n’est plus à démontrer.

Alors, quand le futur musée va-t-il voir le jour ? Il reste l’objectif principal de l’AAPM et devra être suffisamment étendu pour abriter toutes les collections. Ainsi, Philippe Jacques avance une superficie souhaitable de 1 500 m², c’est-à-dire trois salles Cravey.

Pour le président, le cycle des expositions étant bouclé « il faut désormais se lancer dans la rédaction du projet scientifique et culturel, tâche ardue qui risque de prendre plusieurs années ». Par ailleurs, la création d’une exposition archéologique permanente qui trouverait bien sa place dans l’ancienne mairie a été envisagée.

lu ce jour dans le quotidien Sud-Ouest (source : http://www.sudouest.fr/2014/07/16/agglomeration-bordelaise-les-archeologues-ont-decouvert-166-sepultures-1616866-2790.php) :

Agglomération bordelaise : les archéologues ont découvert 166 sépultures

Le chantier archéologique qui vient de se terminer près de l’église de Bruges a permis de faire de belles découvertes, notamment deux tombes datant de l’époque mérovingienne

Agglomération bordelaise : les archéologues ont découvert 166 sépultures
Juliette Masson et Hélène Réveillas ont participé à ce chantier entre le mois d’avril et celui de juillet. © Photo

C. M.

L‘ancien cimetière situé près de l’église Saint-Pierre de Bruges a livré une partie de ses secrets à l’issue du chantier archéologique qui vient de se terminer, mené dans le cadre du projet de réaménagement du centre-ville. Du 22 avril au 11 juillet, 166 sépultures ont été découvertes par l’équipe du service d’archéologie préventive de la Communauté urbaine de Bordeaux que dirige Christophe Sireix,Ces sépultures datent en grande partie du Moyen Age ( certainement à partir du XIIe siècle) et de l’époque moderne (de la fin du XVe siècle à la fin du XVIIIe siècle), selon Juliette Masson, archéologue médiéviste qui a dirigé les recherches sur place. Deux d’entre elles présentent un intérêt tout particulier puisqu’elle remontent à l’époque mérovingienne (du Ve au VIIe siècle).  Elles se caractérisent par un couvercle en pierre de forme « trapézoïdale » au dessus du sarcophage.

Les ossements sont généralement en bon état de conservation et, parmi les défunts, toutes les catégories d’âges sont représentées.

Cette sépulture daterait du Moyen Age.© Photo C. M.

Selon Hélène Réveillas, archéo-anthropologue, qui a également travaillé sur le site, des coquilles Saint-Jacques ont été retrouvées dans certaines sépultures médiévales, attestant que le défunt a effectué un pèlerinage à Saint-Jacques de Compostelle et a été inhumé avec sa canne. Des fioles en verre ayant certainement contenu de l’eau bénite ont aussi été découvertes ainsi que des boutons en os ou encore des épingles.

Les éléments prélevés seront  conservés par le service régional d’archéologie afin d’être mis à la disposition des chercheurs. Ils feront l’objet d’études portant, par exemple, sur les pratiques funéraires.

Histoire de rire un peu, on s’amusera du sous-titre de la photo de la sépulture en sarcophage : « cette sépulture daterait du Moyen Age ». Pourquoi employer le conditionnel puisqu’il est évident que la sépulture est médiévale?!

Lu ce jour dans le quotidien Sud Ouest (source : http://www.sudouest.fr/2014/07/10/les-originaux-de-leo-drouyn-au-chateau-1611205-2796.php)

Les originaux de Léo Drouyn au château

Les estampes sont regroupées sur le thème du pittoresque.

Les originaux de Léo Drouyn au château
Bernard Larrieu (à droite) a présenté l’exposition. © Photo

Photo P. C.

C‘est un rendez-vous, chaque année, à ne manquer sous aucun prétexte : l’exposition, au château, dans la salle du Navire, dans le cadre de la Fête à Léo et du Patrimoine girondin labellisée Scène d’été en Gironde.L’édition 2014, inaugurée samedi par Bernard Larrieu, en présence de la députée Martine Faure, du conseiller général Guy Moreno, et de l’administrateur Françoise Henry Morlier, présente des estampes originales sur le thème « Du pittoresque à l’archéologie monumentale en Gironde au XIXe siècle ».

Il s’agit d’une rétrospective de l’évolution au cours de laquelle le pittoresque (mot inventé par l’anglais Gilpin au XVIIIe) s’installe au cœur des paysages et de la représentation des monuments.

Le pittoresque introduit, par son originalité, ses aspects grandioses, de l’émotion dans la représentation, à laquelle s’ajoutent maints détails : animaux, humains, mais aussi éléments naturels tels que la pluie ou le brouillard. Paysages et monuments deviennent décors de contes de fées…

La préférence marquée pour les monuments de la période médiévale, avec ses ruines romantiques et ses châteaux, va donner aux estampes une réelle valeur iconographique qui sera ensuite utilisée par les « modernes » archéologues.

Léo Drouyn sera, entre 1840 et 1870, une sorte de passerelle entre l’artiste du pittoresque et l’archéologie scientifique, avant que les monuments ne disparaissent des œuvres à la fin du XIXe siècle.

L’exposition de trente estampes, auxquelles s’ajoutent plusieurs panneaux didactiques, propose un passionnant voyage dans les paysages girondins.

Patricia Callen

À voir au château de Cadillac jusqu’au 3 septembre.

Voici une activité qui laisse certains d’entre nous plutôt perplexes. En effet, est-on vraiment dans l’archéologie comme le proclame ce monsieur ou dans la recherche d’objets (voire une chasse aux trésors) pour remplir un hypothétique musée? Quelles sont les méthodes de l’archéologie dont il parle? De la simple prospection ou de réelles fouilles avec autorisation de la DRAC, relevés et rapports transmis à leur issue au Ministère de la Culture? Nous avons un peu l’impression que la notion d’archéologie devient de plus en plus floue de nos jours tant et si bien que n’importe qui s’engouffre dans cette dénomination afin de faciliter certaines activités, parfois délictueuses (nous ne disons pas que c’est la cas ici, bien entendu). Et le grand public, tout comme certains journalistes éprouvent systématiquement de la sympathie pour ces personnes, qualifiées de doux dingues, bien plus que pour les archéologues, les vrais, qui passent, eux, pour des emmerdeurs.

Des fouilles tombées du ciel

L’archéologue aéronautique Gilles Collaveri veut exposer les vestiges d’une trentaine d’avions qu’il a exhumés.

Des fouilles tombées du ciel
Gilles Collaveri et l’une de ses trouvailles. © Photo

photo A. P./« SO »

Commercial dans l’entreprise toulousaine ATR, filiale d’Airbus Group, Gilles Collaveri a concilié ses deux passions pour les avions et pour l’histoire en devenant archéologue aéronautique. « Tout a commencé lorsqu’un monsieur âgé rencontré sur le marché m’a emmené à Colomiers pour me montrer un arceau de verrière caché dans un buisson. Il avait vu l’avion s’écraser pendant la Deuxième Guerre. Quand j’entends parler d’un lieu, je prends ma pelle et je pars à sa recherche », raconte Gilles Collaveri.De trouvaille en trouvaille, grâce au bouche-à-oreille et dans une démarche rigoureuse et scientifique, le quinquagénaire passe tout son temps libre à explorer la région, entre forêts, plaines et montagnes, pour dénicher des vestiges d’avions. En cinq ans, il a retrouvé les traces d’une trentaine d’entre eux, datant de 1927 à 1945. Le plus ancien est un Latécoère de l’Aéropostale. « Il revenait du Maroc et est tombé à cause du mauvais temps. Nous avons retrouvé plusieurs pièces en très bon état à Aurignac, à l’ouest de Toulouse. Il ne reste aucun Latécoère complet en France. C’est passionnant de toucher du doigt le mythe de Mermoz et Saint-Exupéry ! », s’enthousiasme l’archéologue.

Appel à témoins

Boucle de ceinture, éclats de verre du tableau de bord, pièces de monnaie, boîte de dentifrice d’un passager, verrous de fermetures et finitions en cuivre… Ces pièces sont soigneusement rangées dans des boîtes, après avoir été nettoyées et parfois passées à l’électrolyse. Sa cave est remplie d’objets. « Le plus émouvant est de retrouver un objet personnel du pilote », ajoute-t-il. Les recoupements avec les archives permettent de retrouver l’histoire du pilote ou de ses passagers. « Toute personne qui a vu un avion s’écraser ou a des photos ou des pièces peut me contacter. De nombreuses personnes âgées possèdent des trésors qui risquent de disparaître. »

Parmi ses meilleures trouvailles, les pièces d’un Latécoère 298 520, découvertes près de Montségur (Ariège). « J’ai retrouvé le petit-fils d’un des passagers. Il travaille chez Airbus Helicopters et m’a raconté l’histoire de son grand-père. » L’archéologue a monté en septembre dernier une expédition pour retrouver les restes d’un bombardier allemand écrasé près de Saint-Bertrand-de-Comminges (Haute-Garonne). Il a fallu faire descendre des spéléologues dans un gouffre de 90 mètres.

Pour partager avec le grand public ses trouvailles et faire aimer aux jeunes l’histoire de l’aéronautique, Gilles Collaveri a conçu un espace de 50 m², qui sera intégré au musée Aeroscopia de Blagnac, fin 2014. Il y exposera les maquettes des avions auxquels appartiennent ces vestiges, ainsi que des panneaux explicatifs. Pour boucler son budget de 60 000 euros, il fait appel au financement participatif et s’est donné jusqu’au 15 juillet pour récolter 10 000 euros (1).

Armelle Parion, à Toulouse

www.fr.ulule.com/archeologie-aeroscopia. Contact : 06 07 31 89 28.

source : http://www.sudouest.fr/2014/07/09/des-fouilles-tombees-du-ciel-1609937-3105.php